Después de un partido de ida muy favorable (en el que venció por 3-1 como visitante), Boca debía afrontar el encuentro de vuelta que definiría al ganador de
El equipo del Viaducto salió de entrada con 3 delanteros, para así intentar jugar en campo rival. Solamente 12 segundos tardó el equipo de Daniel Garnero en crear la primera situación de gol: después del saque inicial, Mauro Matos peinó un pelotazo largo que encontró a Sebastián Carrera; el volante remató desde un ángulo complicado obligando igualmente a Mauricio Caranta a sacar la pelota al corner. Boca parecía relajado. A los 6m, una estupenda combinación entre Palacio y el pibe Viatri posibilitó que el equipo de la ribera pasara al frente en el marcador, después de que el ex Banfield conectara de volea un centro del juvenil. 1-0 y las impresiones de que el encuentro estaba definido se multiplicaron. Mientras Arsenal hacía lo que podía para aproximarse al arco rival, Boca hacía “fulbito”. En este sentido, parecía ser Sebastián Battaglia el único que se tomaba el partido en serio; una vez más, fue amo y señor de la mitad de la cancha. Así se fue la primera parte, sin pena ni gloria.
Todo hacía pensar que la segunda mitad iba a ser idéntica a la primera. Pero estos supuestos fueron acertados solamente hasta el minuto 16, cuando Sebastián Carrera marcó el empate para el “Arse” aprovechando varios errores seguidos de la defensa del Boca. Lógicamente, esta circunstancia envalentonó al conjunto de Sarandí, pero no logró “despertar” al equipo xeneize. A los 19m, Saúl Laverni le mostró la tarjeta roja a Carlos Báez después de una patada bastante grosera contra Riquelme. Igualmente, la desventaja numérica no impidió que los de Garnero convirtieran su segundo gol a través de Mauro Matos, cuando corrían 24m. Ahora Arsenal quedaba a un gol de la definición por penales y los fantasmas del último River-San Lorenzo comenzaban a sobrevolar el estadio. A los 34, una nueva irresponsabilidad, de Christian Díaz en este caso, dejaba al visitante con nueve jugadores. De esa manera, los últimos minutos del partido fueron consumiéndose mientras Boca hacía circular la pelota sacando ventaja de los dos hombres de más que tenía en el campo. Sólo quedó tiempo para que un tiro libre de JR Riquelme se metiera dentro del arco en complicidad con la mala fortuna del arquero Campestrini, quien involuntariamente la introdujo con su espalda. El 2-2 dejó un sabor un poco más dulce de cara a los festejos.
Pese a la derrota, Arsenal hizo un muy buen partido en
Pablo
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