viernes, 22 de agosto de 2008

OTRA VEZ LAS LEONAS

Las Leonas trajeron la cuarta medalla para Argentina. En el encuentro por la medalla de bronce, vencieron a Alemania por 3-1 con goles de Burkart, Rebecchi y Barrionuevo. Se subieron al podio olímpico por tercera vez consecutiva y dejaron al hockey nuevamente en lo más alto del deporte argentino.















Una vez más el seleccionado de hockey femenino nos da motivos de orgullo. Es que por tercera vez consecutiva se subieron a un podio olímpico, recibiendo en este caso, la medalla de bronce. Hace dos días, en el partido de semifinales contra Holanda, habían sufrido una contundente derrota por 5-2, destruyéndose así su sueño de alcanzar la presea de oro. Pero se recuperaron. En el encuentro de hoy frente a Alemania (rival al que habían derrotado en la primera fase por 4-0), las argentinas vencieron por 3-1, haciendo un verdadero honor a su apodo. Con sacrificio, orgullo y corazón, Las Leonas volvieron a subirse al podio y convirtieron al hockey en el único deporte de conjunto que se llevó una medalla en tres Juegos consecutivos.

Como se dijo antes, nuevamente el rival era Alemania: un equipo con jerarquía de sobra. Desde el comienzo, se lo vio al conjunto argentino mucho más concentrado, lo que le permitía ganar en todos los sectores de la cancha. A los 11m del primer tiempo, un disparo cruzado de Claudia Burkart ponía 1-0 arriba al conjunto de Gabriel Minadeo, algo que hacía coincidir el resultado con el desarrollo del partido. Lejos de relajarse, Las Leonas continuaron jugando en el campo rival y monopolizando la bocha. Presionando a su rival en todos los sectores, consiguieron estirar la ventaja: una desinteligencia del fondo alemán le permitió a Carla Rebecchi marcar el segundo tanto, aprovechando un rebote. El primer tiempo terminaba 2-0 y parecía que había un sólo equipo en la cancha.

Las alemanas salieron a la segunda mitad con mucha vergüenza deportiva, lo que les permitió tomar las riendas del partido. Con empuje, llegaron al descuento a través de Anke Khun, luego de un fuerte remate cruzado. Ahora el partido era otro, Argentina debía hacer lo que más le cuesta: aguantar. Es en este momento cuando aparecen las verdaderas Leonas. Con Vukojicic, Aicega y Aymar como estandartes, más el resto del equipo dejando el corazón en cada bocha, el conjunto nacional mostró la cuota de garra que solamente tienen los grandes equipos. Tanto esfuerzo tuvo su premio: el partido se definió cuando Noel Barrionuevo, con una arrastrada, marcó el 3-1 que prácticamente aseguraba el triunfo. Y así fue, otra vez se trajeron una medalla.

Como hace ocho años, cuando hicieron una dignísima final frente a las locales y mejor equipo del mundo de ese momento (Australia). Como hace cuatro, cuando en semifinales la lotería de los penales se puso del lado de las holandesas, las argentinas volvieron a subirse al podio. Si bien fueron a Beijing en busca del premio mayor, este bronce no debe entenderse como un premio consuelo, si no más bien como un reconocimiento al esfuerzo, y sobre todo, a la vigencia. Una distinción más para una generación de Leonas que nunca olvidaremos.



Pablo

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