Sin jugar bien, Argentina le ganó 2 a 1 a un complicado Costa de Marfil en Fútbol masculino. Messi y Cissé habían marcado para sus equipos antes de que una avivada del propio Lio derivara en el gol de Acosta, que definió el partido. Hay que mejorar
El seleccionado argentino de Fútbol iniciaba su camino hacia la defensa de la medalla de oro conseguida hace 4 años en Atenas. Su primer rival fue Costa de Marfil que, por estos días, es la primera potencia del continente africano, por encima de Nigeria, Camerún y Ghana. Fue, entonces, una prueba importante para el conjunto nacional.
El partido comenzó con un equipo Argentino presionando arriba y, sobre todo, intentando monopolizar el dominio de la pelota. En los primeros minutos, el conjunto albiceleste logró inquietar a la defensa africana, pero fallaba en el último pase. Messi y Agüero se mostraban atrevidos cuando tenían la pelota en sus pies. A partir de los 15’ de ese primer tiempo, los marfileños empezaron a emparejar las acciones: el dominio de la pelota era más repartido y el delantero Gervinho comenzaba a traerle problemas a toda la defensa rival, en especial cuando se recostaba por el lado derecho del ataque. De no ser por algunas buenas intervenciones del defensor Nicolás Pareja (la figura de la cancha), Costa de Marfil pudo haberse puesto en ventaja en más de una oportunidad. El partido era entretenido y los dos equipos intentaban jugar por abajo. Cuando parecía que se iban a ir al descanso empatados, a los 42’, Riquelme dejó mano a mano (con un pase magnífico) a Lionel Messi que definió “como los que saben”. Ventaja para Argentina y baldazo de agua fría para los marfileños, que parecían tener el partido controlado.
El equipo nacional salió “dormido” al segundo tiempo. Y esto fue aprovechado por su rival. A los 7’, el habilidoso Gervinho envió un centro desde la derecha que encontró la cabeza del delantero Cissé, que, ganándole en el salto a Zabaleta, logró sorprender y vencer a Ustari. El encuentro estaba nuevamente empatado y se observaba al conjunto africano con más ambición por ganarlo, aunque sin crear situaciones de peligro. Argentina no era incisivo con la pelota. Con Agüero y Lavezzi absorbidos por las marcas rivales, Riquelme en cuentagotas y Messi muy marcado, el equipo no tenía juego asociado.
Fue entonces cuando Sergio Batista comenzó a mover el banco: Con Angel Di María (en lugar de Lavezzi), el conjunto argentino logró abrir la cancha y ganó en movilidad. Llegando a los 30’, el calor de la ciudad de Shangai había empezado a influir y el ritmo de juego había disminuido considerablemente. Costa de Marfil parecía sentirlo más que los sudamericanos. En una jugada aislada y con el sello de la picardía del jugador argentino, Lautaro Acosta (que había ingresado minutos antes), logró desnivelar el marcador, empujando la pelota hacia el fondo del arco, a 5’ del final. Los marfileños no pudieron reaccionar. No quedó tiempo para más.
Argentina venció gracias a una avivada de Messi y una desconcentración grosera de su rival. Más allá de que se le ganó a un gran rival y que es el primer partido, no hay mucho más para rescatar.
Pablo
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